Miguel Hernández


Es uno de los poetas españoles de la generación del 27 en quien se da de forma más perfecta la sinergia entre su vida y su obra.
Miguel Hernández, nace en Orihuela, Alicante, el 30 de octubre de 1910.
De origen campesino, recibió las primeras enseñanzas en la escuela de su pueblo, y además debió dedicarse desde muy pequeño a los trabajos de la tierra y es que, cuando en sus poemas nos habla de los niños campesinos, realmente nos está describiendo una experiencia que vivió en carne propia.



     A pesar de tener que dedicarse, como dije antes, desde muy joven a las tareas del campo, Miguel Hernández, con una profunda vocación literaria, logró una gran cultura autodidacta en la que influyeron mucho los clásicos del Siglo de oro; influencias que se ven reflejadas claramente en las obras de su primera época “Perito en lunas” (poesía), en “Quien te ha visto y quién te ve” (teatro), en la que el poeta comienza a encontrarse más plenamente consigo mismo, y posteriormente, los sonetos agrupados en «El rayo que no cesa», que marcaron la experiencia amorosa del poeta.


A partir de su amistad con Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, Miguel Hernández comenzó un periodo 1933-1936, en el que se apreció más la evolución que iba tomando su poesía. Su poesía, ya lejos de todo barroquismo, alcanzó la profunda sencillez que caracterizó a este poeta.
Durante la guerra civil militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado y condenado a muerte al terminar el conflicto. Antes de morir, enfermo y detenido, publicó su última obra, «Cancionero y romancero de ausencias.


Fallece el 28 de marzo de 1942.


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